DE QUE IGUALDAD HABLAMOS EN EDUCACIÓN


La retórica de estos días y de los últimos 13 años desde el movimiento de los pingüinos ha sido el de la igualdad en términos de que todos los NNA (Niños, Niñas y Adolescentes de acuerdo a la nomenclatura actual) tienen derecho a la misma educación lo que incluye el acceso a esta misma, mirando los modelos de países más desarrollados en donde efectivamente la educación pública es horizontal puesto que los educandos deben realizar su educación básica y media en los recintos asignados geográficamente, esto es, la matrícula se supedita al lugar donde vive el pequeño independiente de la condición socioeconómica, enfatizando en el punto que todas las personas tiene el derecho y acceso a una educación primaria inclusiva y que permita la cohesión social que se produce al mezclar distintas realidades en un solo plantel. Esto es una buena idea desde el punto de vista que visibiliza que fuera del hogar existen otras realidades, algo así como quitar el sesgo que produce el sólo conocer la crianza de los padres y familiares, para poder crear al final del proceso educativo un horizonte más amplio y por tanto más real de su mundo alrededor. Este enfoque tiene matices y fallas que no abordaré aquí, pero es el modelo propuesto a diferencia del modelo de instituciones que diferencian desde la religión, condición socioeconómica, pasado de los padres, o simplemente el precio, ofreciendo más que una educación específica la oportunidad de mantener o superar un nivel de categoría social.
Hasta ahí, íbamos bien.
Sin embargo, el tema de la educación ha ido mutando desde un tema práctico, de que es lo que se quiere hacer con la formación académica, a un tema valórico, que es lo que define términos como “libre” o “inclusivo”, y el problema de las mutaciones es que sabemos cómo empiezan pero nunca se sabe en qué van a terminar lo que nos lleva a la polémica de esta semana que tiene que ver con la “Admisión Justa” que por un lado representa la idea de replantear la admisión por selección y por el contrario el socavamiento de las políticas públicas del gobierno anterior en esta materia.
Un ejercicio práctico
Este columnista ha vivido de primera mano lo que significa estar en un colegio “emblemático” y por historias de vida, durante mi educación básica, pude estar en distintos tipos de planteles desde escuelas “E” y Subvencionadas, hasta escuelas de muy antiguo prestigio, pasando hasta por un colegio artístico, y definitivamente esto deja marcas y lecciones.
·         Por más que se insista en la idea de una tábula rasa respecto de la inclusión, esto es perjudicial para un curso de 40 a 45 alumnos. ¿Esperan que mágicamente a los niños que les cuesta más al ser tocados por la varita inclusiva se vuelvan más capaces de aprender al ritmo de sus compañeros?, comprobadamente esto no es así,  el creer lo contrario es no comprender que todos los seres humanos somos distintos y la capacidad neuronal también lo es, esto es, la experiencia de educación debe ser distinta y planificada caso a caso. Experiencia Práctica: muchas veces observé que se pasó una fracción de las materias del curso tratando de nivelar a los más atrasados, por mientras que los más adelantados se transformaban en bullys o simplemente payasos desordenados, básicamente por aburrimiento, de hecho, pude comprobar que detrás de niños muy desordenados habían pensamientos más avanzados o abstractos de lo que se podría percibir en la superficie. Lamentablemente la solución a esto llegó en forma de fármacos depresores neuronales para “calmar” a estos niños problema, siendo que la causa era otra.
·         La miopía de cómo está conformado el mundo especialmente en la educación básica se detalla en los enclaustramientos que ocurren respecto a mezclar peras con manzanas, me explico, observé la siguiente situación en distintos colegios: en colegios “vulnerables” (a falta de otro calificativo) a la pregunta ¿Qué quieres ser cuando grande? La respuesta iba desde Barrendero, Basurero, Trabajar en la Muni o Uniformado y en otros planteles más “Elitistas” (también a falta de otro calificativo) a la misma pregunta la respuesta variaba a Doctor, Abogado, Ingeniero o Astronauta. Lo anterior es la prueba de la falla de uniformar la educación, en donde el descremado es socioeconómico. Que culpa tienen los NNA que por desconocer otras realidades lo que disminuye significativamente sus aspiraciones. Básicamente, por mientras el nivel socioeconómico baja, los NNA se encuentran en una caverna platónica en donde sólo tienen acceso a sombras de realidad.
·         Para entrar a mi liceo, tuve que dar una prueba y no creo que exista algo más democrático que eso, por las siguientes razones, había que tener un promedio mínimo de notas para tener derecho a poder dar la prueba de admisión, por lo tanto se elimina de alguna manera el sesgo de las diferencias de tipo de educación puesto que por más malo que haya sido el colegio, algo de mérito, de real mérito, tiene el postulante para querer entrar a un colegio “emblemático”. No importaba la comuna de procedencia y por lo tanto se asegura que la experiencia de compartir con distintos estratos y por ende, otras realidades, se aseguraba. Existía un piso mínimo desde donde los profesores podían partir a dictar materias lo que hacía más fácil planificar las clases sin tantos retrasos para “nivelar” a los cursos.
·         Que desaparezcan los colegios que pidan prueba para entrar, significa que la única forma viable de entrar y mantenerse hasta el final de la universidad para un alumno que no pueda pagar por educación privada desaparece, para la gente que estudió en un colegio pagado y no le alcanzó el puntaje para una Universidad de prestigio, entonces se le paga una universidad privada y se acabó el problema, para los que estudiaron en un colegio emblemático nivelan la cancha con los colegios pagados generando, de verdad, un real salto social desde lo académico. La inclusividad va a matar esta esperanza, puesto que no sólo hay que dar la PSU y que el puntaje alcance, lo realmente difícil es completar los 4, 5 o 6 años que puede tomar una carrera y esto no se puede hacer sin una base sólida.
Todo esto no me lo contaron lo vi y lo viví, todo lo demás es música tomando en cuenta que si se toma el mérito del estudiante a partir de la condición de los padres, eso no es un real mérito, es simple suerte, porque si los padres han tenido una formación académica esta sí o si se traspasará a sus retoños y si los padres no la tienen muy difícilmente van a poder estimular efectivamente a los NNA aunque quieran. Además el debate está muy contaminado, puesto que aquel pingüino que el 2006 estaba en primero medio ya tiene entre 26 y 27, o sea ya es padre y hasta abuelo (son unos chiquillos cada vez más precoces) criados en una transición con muchas ideas y pocos resultados puesto que todavía se sigue discutiendo que es lo mejor para este caso, con un profesorado sobrepasado por las faltas de respeto no sólo de los alumnos, sino de los padres, y con cursos tan diversos que imagino que debe ser una odisea pensar en dictar una clase, marcar un concepto o simplemente hacerse entender.

Enero de 2019

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