LO QUE PASA HOY Y LO QUE PASÓ AYER
La historia humana suele ser
irónica, cruel, bendita o sorpresiva, sin embargo si algo la define es que es cíclica, y lo que vivimos hoy
ya se ha visto antes en Chile.
Corría el año 1851, y asumió en
septiembre de ese año el primer presidente civil de Chile, don Manuel Montt, de
corte ultra conservador, fiel a los ideales de Diego Portales, de que el
gobierno debe privilegiar el orden sobre la libertad, lo que se plasmaría en la
Constitución de 1833, en el gobierno del general J.J.Prieto.
Ese mismo mes, el general José
María de la Cruz (quién fue rechazado por general Bulnes, para sucederlo en
favor de un civil), realizó un alzamiento contra esta este nuevo gobierno, sin
embargo, recibió el más inusual apoyo posible para esta insurrección, gente que
estaba muy enojada contra este tipo de gobierno, como los sectores populares,
comunidades indígenas, aristócratas, burgueses radicales, generando una “Huelga
General”.
Dentro de los participantes de
este heterogéneo grupo, destacaron Francisco Bilbao, como el revolucionario que
era de un perfil más radical en términos de manifestaciones y acciones respecto
del fin del régimen y de ir en dirección a un estado laico, también estaba José
Victorino Lastarria, quien con un enfoque más institucional para salir de la
crisis, tenía las mismas ideas pero las impulsaba desde adentro del gobierno.
Este movimiento, fue aplastado
por el ejército en diciembre de ese año en la “Batalla de Loncomilla” si es que
se le puede decir batalla, tomando en cuenta que eran unos pocos soldados y el
resto de población civil sublevada contra el ejército ya fogueado de la
pacificación indígena del general Bulnes, lo que acabó con la facción del
ejercito sublevada y con los levantamientos en las ciudades del norte. En 5
horas acabó con la milicia y con el resto en los siguientes días, dejando una
estela de muertos de entre 2000 y 4000 personas, y como epílogo, para mantener
el orden, el congreso dio al presidente poderes especiales para impartir “la
paz” de la manera más efectiva posible.
El general De la Cruz, después de
su capitulación no participó más de la política, Bilbao fue exiliado y murió
fuera del país, pero siempre pensando en su patria.
Pero los ideales siempre
encuentran un camino, Lastarria, se mantuvo activo en la política y poco a
poco, plasmar los ideales que se defendieron, en las leyes que se fueron
redactando en períodos posteriores, bajo esas circunstancias, era la única
manera de enfrentar la desigualdad que era respaldada por el poder militar, que
en ese tiempo no le temblaba la mano para disparar a matar a la población,
puesto que no habrían consecuencias para los ejecutores.
Volviendo a la actualidad,
recapitulemos.
Hay un gobierno conservador,
existe una sublevación muy heterogénea y de muchos sectores y con muchas
demandas, no hay una cabeza visible del movimiento más radical como Bilbao pero
esta coordinación lo más probable que la lideran anarquistas que llevan años
preparándose en la clandestinidad, no hay una cabeza pensante como la de
Lastarria pero hay una cantidad de políticos no alineados con el poder (que no
necesariamente tiene que ser comunistas) que generan movimientos dentro del
mismo congreso y lo más importante, no existe una facción del ejercito
descolgada, pero si cientos de miles de personas en la calle todos los días.
Por lo tanto, están los mismos
ingredientes, si estuviéramos en el siglo 19, esta revuelta habría sido
resuelta como siempre ha sido la tónica en Chile, a sangre y fuego, y de hecho
al sacar al ejército a la calle los primeros días, es el procedimiento estándar
en Chile, sin embargo, como estamos en el siglo 21, lo que sucede en la calle
de cualquier parte de Chile es grabado en video y transmitido al mundo en
segundos, y retransmitido por la CNN o la BBC el mismo día viralizandose.
Entonces, ahora las cosas son
distintas, la información fluye como un torrente imparable y por lo tanto queda
fuera de discusión la “solución tradicional”, ya que esto traería la condena
internacional multiplicada por mil, a la
que ya existe.
Quien sabe que hubiera pasado, si
Bilbao y Lastarria, tuvieran redes sociales.
Por lo tanto, lo importante es
que en este nuevo escenario, estamos escribiendo nueva historia.
noviembre de 2019
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